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RECEPCIÓN INCREIBLE DE LOS «VATRENI»

Cuando la selección nacional croata de fútbol, poco después de que el país declaró su independencia, ganó el tercer lugar en 1998 y así inscribió a Croacia en la lista de los mejores equipos de fútbol, muchos pensaron que este tipo de éxito no se volverá a conseguir.

Especialmente porque nadie esperaba ese triunfo de los «Vatreni» (llenos de fuego) de Miroslav "Ćiro" Blažević, el entrenador de la selección nacional en 1998. Pero, después de que la selección nacional croata se convirtió en el participante permanente de las grandes competiciones, dio un paso más en el Mundial de Rusia 2018, jugó en la final y ganó una medalla de plata.

Este primer milagro fue sustituido por un otro – la recepción increíble de la selección nacional en Zagreb, cuando el equipo volvió de Rusia. Eso fue la culminación de la euforia de los fanáticos que siguieron el ascenso hasta el triunfo de Croacia en sus televisiones o en las gradas en Rusia. La euforia no se sentía solo entre los fanáticos de fútbol, sino también entre los que no siguen el fútbol en absoluto. La erupción del entusiasmo nacional resultó en una reunión inolvidable de medio millón de personas en las calles de Zagreb, que acudieron el 16 de julio de 2018 para dar la bienvenida a los medallistas de plata de Rusia.

Los «Vatreni» volvieron en el país de los ganadores, como lo anunciaron los pilotos de dos cazas de la Fuerza Aérea Croata que han estado siguiendo los aviones de la selección desde que ingresaron al espacio aéreo croata. Pero, solo cuando se dirigieron hacia la plaza central de Zagreb, a unos 15 kilómetros de distancia, se enteraron de lo victoriosa que realmente se sentía Croacia. Duró seis horas para cruzar esos 15 kilómetros, y los cruzaron bailando y cantando en el autobús con el techo abierto, rodeados de miles de personas en camisetas nacionales. Se dieron cuenta de que han llenado de orgullo los corazones de los ciudadanos en el último mes y que los ciudadanos ahora se lo estaban devolviendo.

Hasta la llegada de los miembros del equipo nacional, más de 110.000 personas se reunieron en la plaza Ban Jelačić, y la plaza era demasiado pequeña para acomodar a 150.000 más que estaban atrapados en las calles de acceso. La ruta en el centro de la ciudad, por la que los «Vatreni» debían pasar - Ilica, calle Frankopanska y el espacio alrededor del Teatro nacional de Croacia, era llena de personas, y en la ruta desde el aeropuerto hasta la ciudad hubo otras 200.000 personas que formaron una línea continua.

Durante su viaje hasta la locación central de la celebración, el equipo firmó cientos de camisetas y saludó a miles de fanáticos, y el autobús avanzaba lentamente entre la gente. Es interesante que detrás del volante del autobús haya sido una conductora experimentada del transporte público de Zagreb, y el día después, todo el país se enteró de su nombre. Ella misma dijo que ese viaje fue el más exigente de su carrera, pero sintió mucho honor y responsabilidad.

Después de algunas horas, los «Vatreni» se reanimaron en la sede del Cuerpo de bomberos público de la ciudad de Zagreb en la calle Savska. Los bomberos tomaron la oportunidad para tomar algunas fotos con el equipo.

La plaza central de la ciudad era llena de niños, jóvenes, ancianos, hombres y mujeres, todos con artículos para aficionados. La atmósfera vibrante, con canciones y cánticos, fue constantemente mantenida por músicos populares. Cuando el equipo llego al escenario, el cielo sobre Zagreb se inundó con millones de confeti rojos y blancos, y la plaza fue pintada con decenas de antorchas y fuegos artificiales, mientras todos cantaron el himno croata " Lijepa naša".

Al día siguiente, los medios de comunicación de todo el mundo informaron sobre esta espectacular bienvenida. Nadie esperaba algo así, ni siquiera los organizadores y la Policía, y menos los mismos subcampeones del mundo. Ese día permanecerá en la memoria colectiva de la nación y en la memoria de cada uno que disfrutó de la celebración, ya sea en la plaza donde se celebró o en la televisión. En suma, fue uno de los días más locos de la historia de Zagreb y de Croacia, y todo el mundo sabe dónde se encontraba en ese momento.